por Nadia Martínez Pérez*
Con una portada atractiva y misteriosa el libro número 225 de la colección “La ciencia para todos” del Fondo de Cultura Económica aborda los beneficios y problemas que tienen los gases y partículas presentes en la atmósfera ya sean de origen natural o antropogénico. Escrito por Isaac Schifter, quien recibió el Premio Nacional de Química y labora en el Instituto Mexicano del Petróleo, con el objetivo de mostrar que los productos químicos tóxicos que se incorporan al aire están más cerca de lo que pensamos, en nuestros hogares y sitios de trabajo, sin embargo, a simple vista no los vemos, por ello cobran especial importancia los olores y el sentido del olfato para su detección.
Con una portada atractiva y misteriosa el libro número 225 de la colección “La ciencia para todos” del Fondo de Cultura Económica aborda los beneficios y problemas que tienen los gases y partículas presentes en la atmósfera ya sean de origen natural o antropogénico. Escrito por Isaac Schifter, quien recibió el Premio Nacional de Química y labora en el Instituto Mexicano del Petróleo, con el objetivo de mostrar que los productos químicos tóxicos que se incorporan al aire están más cerca de lo que pensamos, en nuestros hogares y sitios de trabajo, sin embargo, a simple vista no los vemos, por ello cobran especial importancia los olores y el sentido del olfato para su detección.
Por lo que, el autor destaca el papel que juega el sentido
del olfato debido a que puede funcionar como un sistema de alerta ante la
presencia de un elemento o compuesto dañino para la salud, sin embargo, algunas
de estas sustancias son percibidas cuando están presentes en concentraciones
que superan los límites en los que se ha demostrado que afectan la salud (como
el benceno), mientras que otros compuestos los detectamos incluso por debajo de
ese límite (p. ej. el ácido sulfhídrico). El mecanismo por el cual el sentido
del olfato detecta los diferentes olores no se ha descrito por completo, en mi opinión
se debe al poco mérito que le damos al olfato, aunque se sabe que para que las
moléculas sean detectadas requieren ser volátiles e interaccionar con las
proteínas receptoras de la nariz, del segundo requisito es de donde más se
desconoce aunque en el libro se explican brevemente dos teorías formuladas en
la primera mitad del siglo pasado.
Detectar la
presencia de sustancias tóxicas ha cobrado interés en los últimos años, por lo
que se ha planteado crear sensores que detecten los olores mejor que la nariz
con el objetivo de alertar la presencia de compuestos tóxicos en el ambiente,
nombradas en el libro como “narices electrónicas”, no obstante, considero que
resultará imposible simular las funciones de la nariz humana ya que, como se menciona
en el libro, el ser humano puede detectar más de 1000 olores aunque sólo
existen en la nariz menos de 1000 receptores olfativos, lo cual permite
formular una hipótesis que sugiera que los receptores olfativos funcionan de
manera combinada, por otro lado, los sensores artificiales antes mencionados
sólo pueden detectar pocas moléculas a la vez o son específicos para una
molécula o compuesto aunque la ventaja son los bajos límites de detección en
comparación con la nariz de los humanos.
Como seguramente sabremos
existen, en general, olores agradables y desagradables, el autor menciona que
los segundos comenzaron a aumentar después de la revolución industrial causando
malestar en las personas (dolores de cabes, náuseas, etc.), en especial cuando
en las grandes ciudades la basura y las emisiones de contaminantes se fueron
acumulando. He aquí el impacto negativo de las sustancias y partículas emitidas
a la atmósfera que aunque en este libro se enfoca en las repercusiones a la
salud humana debo destacar que otros organismos también se ven afectados
negativamente. Dentro de las mayores fuentes de contaminantes, el transporte
motorizado es uno de los que más aporta a la atmósfera, sin embargo, el autor
pone especial énfasis en la emisiones de contaminantes que menos imaginamos
pero que cotidianamente utilizamos o estamos en contacto con ellos como los
productos de limpieza, pinturas, lacas, material de construcción que causan
malestares como irritación de la nariz y garganta, ardor en los ojos, etc. Por
el contrario, no sólo los olores desagradables causan malestar las fragancias o
colonias también pueden causarnos malestar, ¿increíble?, el problema no es olor
en sí, sino la naturaleza de los químicos empleados para su producción (muchas
veces se utilizan sustancias sintéticas como los derivados del petróleo). Más
allá de las fragancias y perfumes, las sustancias sintéticas se han utilizado
en otros productos de uso común como en los pesticidas, solventes, cosméticos,
adhesivos, entre otros. Esto me pone a pensar que estamos demasiado expuestos a
sustancias que pueden resultar dañinas, resulta lamentable que desconozcamos (o
se restringa esta información) lo tóxicas que pueden llegar a ser y que sólo
exista reglamentación para unas cuantas sustancias como los compuestos
orgánicos persistentes (COP), por ejemplo, el DDT, las dioxinas y furanos que
luego de causar daños letales en la población fueron prohibidos a nivel
internacional.
Pero, no te sientas tranquilo
aún porque los efectos en la salud no sólo pueden deberse a la inhalación de la
sustancia sino también a su consumo, en el libro se explica porque algunas
sustancias pueden disolverse en el agua y ahí ser ingeridas por los animales acuáticos
que posteriormente puede pasar a formar parte de nuestra alimentación, a este
paso de la sustancia tóxica por la cadena alimenticia se le llama
biomagnificación que además, se caracteriza porque el consumidor final ingerirá
en mayor cantidad la sustancia tóxica.
Otro de los elementos
presentes en la atmósfera es el polvo, incomprendido por la sociedad como el sentido
del olfato, por ello la cita de Alfred Russell Wallace utilizada en el libro:
“El polvo produce más
beneficios que daños a la humanidad, las quejas de la gente son consecuencia de
la manera en la que se aprovechan los recursos naturales…”
La última parte de esta frase
hace referencia a la extracción y uso de recursos naturales como el petróleo propician
la emisión de contaminantes particulados. El autor del libro resume la
importancia del polvo desde la dispersión de luz que da un color azul al cielo,
así como los coloridos atardeceres hasta la formación de nubes, niebla y por lo
tanto lluvia.
El polvo puede provenir del
exterior del planeta, recordemos que uno de los componentes del Universo es el
polvo cósmico, por ejemplo, se puede observar formando los anillos de Saturno o
en la cola de un cometa, asimismo se origina dentro del planeta Tierra ya sea
por procesos naturales como la erosión de las rocas de la superficie terrestre
o por procesos antropogénicos como la emisión de partículas durante la quema
incompleta de combustibles fósiles, la pulverización de rocas para extraer
metales, entre otros. Pero, ¿es dañino para la salud? sí, el autor muestra
además de los beneficios del polvo, los efectos negativos en la salud humana que
están relacionados con la composición química de la partícula (plomo, sílice,
asbesto, entre otros), el tamaño de la partícula y la concentración de las
mismas. Las consecuencias del polvo a la liberación de estas partículas durante
la extracción, producción y uso de recursos naturales que terminan afectando de
manera directa a los trabajadores que laboran en la cadena productiva de algún
material.
Este libro cuenta con un
lenguaje sencillo y claro en la mayor parte del texto, sin embargo, considero
que en los temas relacionado con la descripción física de fenómenos óptico aquí
explicados deberían de utilizarse esquemas con la finalidad de que se entienda
mejor el proceso. Además, algunos conceptos deberán incluirse en el glosario si
se quiere que sea un libro para todo público.
En general, recomiendo
ampliamente la lectura de este libro para estudiantes de bachillerato en adelante
ya que es necesario conocer los peligros a los que estamos expuestos todos los
días al hacer uso de sustancias tóxicas que desconocemos que lo son, sin
ignorar los beneficios que algunas partículas para la vida.
*Ciencias de la Tierra
nadesh.imap@ciencias.unam.mx
FC-UNAM ~2015
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