jueves, 3 de marzo de 2016

¿Por qué divulgar ciencia?

 José Ramón Hernández Balanzar.*

Publicado en: Boletín de la Sociedad Mexicana de Física. Volumen 24, Número 2, abril-junio de 2010.



Quizás la respuesta a esta pregunta pueda tener connotaciones y valoraciones diferentes desde la propia formación de cada persona. Sea como fuere, la realidad es única, afortunada para algunos y desafortunada para otros. El hecho es que la ciencia como proyecto tiene dimensiones, individuales, sociales e institucionales. Hay quienes consideran que la ciencia es un proceso de producción de conocimientos que depende tanto de hacer observaciones cuidadosas de los fenómenos como de establecer teorías que les den sentido. La actividad científica y sus avances son una de las principales características del mundo moderno y quizá más que ninguna otra, aunque la mayoría de las personas no vean tan obvio este hecho. El avance científico distingue a la época actual de los siglos anteriores.

Como lo hemos mencionado, no hay duda pues que las respuestas pueden ser muchas y variadas. Por ejemplo: la utilidad, es la respuesta más práctica y también más general, es una respuesta que vuelve a replantearse cómo pregunta por el valor utilitario que la sociedad le ha dado a las cosas o hechos, es decir, ¿Para qué sirve eso? Si bien es cierto que la importancia de estar enterados del desarrollo de la ciencia es distinta en los diferentes sectores de la población. Menospreciar las causas y efectos directos o indirectos del trabajo científico, sería un grave error de las personas, instituciones o países que permanezcan ajenos a ella. Se requiere de todos, cada uno con sus respectivos alcances, posturas y acciones. El hombre actual debe apoyarse en el conocimiento científico para entender mejor  y así aprovechar bien el mundo en el que vive.



La responsabilidad social podría ser otra respuesta de peso. La comunidad científica involucra a personas que realizan diferentes tareas y actividades en el mundo. Hombres y mujeres de diferentes nacionalidades participan en el desarrollo y avance de la ciencia, su papel es necesario en el proceso de la civilización, es una actividad en su mayoría intelectual y cuyos resultados influyen directamente en todos los ámbitos. Es común escuchar con frecuencia discusiones sobre los problemas éticos del avance de la ciencia, la responsabilidad social de los hombres de ciencia, su más frecuente participación en los problemas de la política pública y la necesidad de unir al hombre de ciencia y al “cuidado en general” para aclarar sus esperanzas mutuas. Es por ello que no sólo los investigadores y científicos deben tener una opinión y una posición frente a su avance, sino también la sociedad general. Desde luego para que el público en general pueda emitir una opinión, éste debe conocer el estado actual de la ciencia: sus logros, sus limitaciones y sobre todo sus posibles repercusiones sociales con su avance.

Una respuesta más es por el valor intrínseco del conocimiento, ya que todo hombre tiene una ideología acerca del mundo o de la naturaleza, y hay ideologías más científicas que otras, en cuanto se apoyan en los datos provenientes de las ciencias para tener una visión más completa y correcta de la realidad y las cuales orientan a los seres humanos en su práctica diaria. Aunado al valor intrínseco está el valor filosófico que contribuye a la capacidad de las personas de ponderar los asuntos permanentes de significado humano, como la vida y la muerte, percepción y realidad, bien individual versus bienestar colectivo, certidumbre y duda.

Otro motivo necesario para divulgar ciencia es por el fomento de una cultura científica. Hoy en día no es posible entender absolutamente todo el Universo a través de una sola disciplina. Se requiere más que nunca de un conjunto de disciplinas, tanto científicas como sociales, que no es posible encontrarlas en un solo compendio y mucho menos en una persona. Es por ello que para aproximarnos muy prudentemente sólo "a saber", no digamos "entender", ese Universo físico y todo lo que contiene, incluyendo al mismo hombre, es importante recurrir a varias disciplinas de ambos tipos, además del “pensamiento científico" y el "quehacer social" de la humanidad recopilado en su conjunto a lo largo de la historia. Disminuir el analfabetismo científico, requiere de una sociedad con mayor cultura científica, así como de científicos más sociables y humanistas.

Por eso y muchas cosas más, la comunicación es la herramienta que tiene la capacidad de estrechar a la ciencia con la sociedad. La divulgación o comunicación de la ciencia pretende hacer accesible nuevamente ese conocimiento a veces poco descifrable utilizado por los científicos en la actualidad, y a su vez de poco interés para el público en general. Es conocido por muchos de nosotros, el hecho y la idea de que la mayor parte de la ciencia se hace en los países desarrollados, y también que el conocimiento generado por la misma ciencia influye en gran medida en el desarrollo de esos países. No se trata de hacer fácil lo difícil, se trata de enfrentar el reto de relatar, de comunicar a todos una porción de la actividad humana de la que todos debemos de estar involucrados por su importancia.


La ciencia en el contexto social 


Resulta necesario considerar la importancia de promover en la sociedad en general una cultura científica, indispensable para todos. Reflexionar sobre ello nos aclarará la importancia de ese valor y responsabilidad social que deberíamos encontrar todos más en la ciencia. Las cuestiones concernientes a la pertinencia de la ciencia y validación de la misma nos conllevan a dilemas éticos y de valores distintos en la sociedad. Preguntarnos sobre ¿a quién le importa la ciencia?, abarca también la búsqueda de la respuesta y es a la vez una manera de darle sentido a esta actividad que al ser desarrollada por el hombre debiera ser considerada como parte fundamental de la cultura. La ciencia comienza a desarrollarse y a tener sentido cuando el hombre busca descubrir y conocer por la observación y el razonamiento, la estructura de la naturaleza.

Si bien la observación de la naturaleza y de los fenómenos naturales se remonta a los orígenes mismos del hombre, debemos tener en cuenta que la ciencia es algo más que pura observación, es además y fundamentalmente razonamiento, y surge cuando el hombre abandona una concepción mítica de la realidad y la enfoca con una visión objetiva, reflexiva demostrativa.


El modo en que el hombre construye las ideas en ciencias, refleja la naturaleza y el nivel de aceptación de la misma. Las ideas y teorías científicas son resultado de la interacción de los individuos con los fenómenos a través de un proceso que implica comunicación y comprobación de ciertas hipótesis que son validadas por una comunidad de pares. Esta dimensión social de la construcción de1 conocimiento científico da como resultado que la comunidad científica comparta una visión del mundo que implica conceptos, modelos, convenciones y procedimientos.





Sin embargo, quién, alguna vez no se ha puesto a pensar y querido responderse ciertas preguntas que aparentemente parecieran sin sentido o ajenas a nuestro quehacer cotidiano, en temas tales como en la estructura del universo y sus componentes: ¿De qué está hecho?, ¿cuándo y cómo se formó?, ¿qué es eso que está ocupando un lugar en el espacio y que nos enseñaron a nombrar como materia?

Nos hacemos muchas preguntas, y entre más pensamos, generalmente más preguntas y dudas nos surgen. ¿Podríamos afirmar que conocemos algo o todo acerca del origen, evolución y composición del universo?, ¿lo que se ha descubierto hasta ahora es todo lo que hay, o hay más?, ¿es posible conocer todas las partículas elementales que forman la materia?


Si es así, ¿qué nos hace responder a estas u otras preguntas?

En muchas ocasiones encontramos la respuesta trivial, concluyendo que para eso existe la ciencia y los científicos que alguna respuesta deberán tener a ello. Sin embargo, para los más curiosos (incluyendo a los científicos desde luego, la respuesta a esas preguntas resulta todo un reto.

Actualmente el término "ciencia" tiene una connotación de estatus. Decir que algo es "científico" se suele interpretar con la idea de que al mismo tiempo es respetable y debe tomarse con seriedad. Es entonces, que tenemos productos científicamente comprobados, detergentes científicos, herramientas científicas, carros científicos, comida científica, elementos y prácticas científicas para aprender alguna actividad, etc. Es pues, que el deseo popular de considerar algo "científico" es el resultado de evocar el prestigio que la ciencia tiene en nuestra sociedad, aunque en realidad se desconozca por muchos sectores, la naturaleza misma de la ciencia.


La importancia que se da por parte de los gobiernos a las políticas públicas es también diferenciada, se habla de política exterior o interior, de una política económica, inclusive de política educativa. El valor que se concede a las políticas para la ciencia, la tecnología y la innovación es creciente en los países industrializados. Panorama muy distinto en los países subdesarrollados como el nuestro, en donde la política científica, tecnológica o de innovación, inclusive la educativa y cultural que sería la que engloba a las anteriores, no han logrado trascender el plano de las buenas intenciones y declaraciones retóricas, lo que muestra que en nuestro país poco se valora a la ciencia en sus políticas públicas como un factor de progreso social y de desarrollo económico.

Santiago Ramón y Cajal señalaba que "la prosperidad duradera de las naciones es obra de la ciencia y de sus múltiples ocupaciones al fomento de la vida y de los intereses materiales. De esta indiscutible verdad sigue la obligación inexcusable del Estado de estimular y promover la cultura, desarrollando una política científica, encaminada a generalizar la instrucción y beneficiar en provecho común todos los talentos útiles y fecundos brotados en el seno de la raza".

México requiere aterrizar su política científica y apoyar más a quienes desarrollan ciencia, tecnología e innovación. Más allá de incrementar la inversión en ciencia y tecnología es también crear un clima social que reconozca y valore la labor de los investigadores. Por su parte l¿ comunidad científica debe de ser¡ responsable de su tarea, tanto de realizar investigación de calidad con absoluta ética profesional, así como de interesarse en difundir a la sociedad en general la repercusión de su trabajo, el impacto social pero sobre todo la democratización de la generación de nuevo conocimiento. Ciencia que no se " cacarea”, simplemente no existe, es decir no se puede valorar la ciencia si ésta no se difunde o se divulga.

El trinomio científicos-sociedad-gobierno debe compartir y asumir su corresponsabilidad, cada uno con la conciencia de sus respectivos alcances y limitaciones, pero sobre todo convencidos de la importancia que esta actividad tiene en beneficio no sólo de unos cuantos sino de todos.

*Físico y divulgador de la ciencia. 
Subdirector científico y técnico del proyecto de renovación del Museo de la Luz de la UNAM.




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