Reseña: Química Terrestre

Libro escrito por: José Antonio Chamizo & Andoni Garritz Ruíz.

Reseña de Naomi Herrera*

Este libro pretende dar un panorama general de la química. Partiendo desde lo más grande conocido hasta el momento, el Universo, hasta pequeños objetos específicos del planeta Tierra; sin embargo, está más orientado a la química del planeta que habitamos.

¿Cómo conocemos la química que existe en el universo? ¿Será que viajamos a través del espacio para tomar un pedacito del Sol por ejemplo, regresamos a la Tierra y analizamos el material en un laboratorio científico?

La cosmoquímica, quien es la encargada de estudiar la composición química de los astros y las abundancias químicas, ha tomado relevancia en el mundo muy lentamente.

Específicamente en México, no fue hasta que el Dr. Manuel Peimbert creó un método para determinar las abundancias químicas del universo. Él estaba haciendo su Doctorado en la Universidad de Berkeley, California, cuando su tutor lo abandonó. Sin embargo, Manuel decidió continuar solo mientras encontraba a alguien más y fue ahí cuando hizo su gran descubrimiento.

El universo, compuesto por 87 % de Hidrógeno, 0.025 % de Oxígeno, 0.02 % de Nitrógeno, 0.01 % de Carbono y 0.045 % de otros elementos, mientras que en la Tierra lo más abundante es el Hierro con un 34..65 % y el oxígeno con un 29.53 % del total de los elementos en este planeta. Esto lleva a cuestionarnos sobre la existencia del Hierro en el universo, es decir, ¿por qué es más abundante en la Tierra si se supone que el universo debería tener lo mismo en todos lados?

Si bien, a partir del Big Bang surgieron todos los elementos que conocemos en la Tierra, el cosmos tiene diferentes formas de cambiar un elemento a otro. En las estrellas encontraremos únicamente los elementos menos pesados hasta el Hierro (del Hidrógeno al Hierro) ya que mediante un proceso llamado nucleosíntesis. Esto consiste en sintetizar un elemento pesado a partir de otro más ligero, por ejemplo, 4 átomos de Helio se fusionan y forman 1 átomo de Oxígeno.

En las nebulosas se forman el resto de los elementos químicos más pesados que el Hierro. Cada cuerpo perteneciente a este gran espacio es diferente y por consiguiente, sus características no son las mismas para todos. Para conocer la química del universo se utiliza una técnica analítica llamada espectroscopía , y es la misma que utilizamos en la Tierra.

La espectroscopía permite analizar a través de comparaciones, ya que cada zona con luz del cuerpo celeste pasa a través del espectro visible para así formar un cubo de datos en computadora; estos datos se convierten en espectros y al final se comparan con los espectros que ya conocemos.

Entonces, ya sabemos de qué está hecho y cómo lo sabemos, pero ¿qué pasa con el tiempo? ¿De dónde provino toda esa materia? ¿Cómo estamos tan seguros de lo que hemos probado? Si la Tierra está hecha de lo mismo que el universo, ¿por qué aquí no encontramos ese material característico de la Luna llamado plagioclasa que permite reflejar la luz del Sol y que nos da la ilusión de que la Luna “brilla”?

En mi opinión, el libro abarca mucho y no enfatiza en algo específico. Además de ser ya una edición antigua y no muy actualizada, por lo que la información que se maneja ya no es completamente válida; sin embargo, hacen una muy buena explicación de los conceptos más complicados de entender para aquellas personas que no están familiarizadas con la “jerga” científica. Los esquemas por ejemplo, son sumamente claros e ilustrativos.

Aplaudo esta parte de dar a conocer estas técnicas con las que se obtienen los resultados y la buena forma de abordarlo, así como que se hayan incluido fórmulas o procesos químicos complejos pero que resultan completamente entendibles para el lector, como lo es el proceso de la obtención del dióxido de carbono (CO2) o la conversión de cloro estratosférico en ozono.

Por otro lado, intenta concientizar al lector por la importancia del cuidado del medio ambiente y el cambio climático que nos está dañando cada vez más. Esto es visto del lado científico donde se explica y demuestra el impacto que tiene y tendrá el cambio climático y efecto invernadero en nuestra salud y calidad de vida en general; para esto nos presenta un ejemplo muy claro y común: la combustión de hidrocarburos en los automóviles.

Creo que es un libro bien logrado si dejamos a un lado la desactualización de la

información, ya que fue escrito en 1991,

Por parte de los autores tenemos una breve semblanza de cada uno de ellos y en mi opinión, creo que no les hace justicia a ninguno de los dos.

Tengo la dicha de conocer muy bien a uno de ellos, el Dr. José Antonio Chamizo, quien ha sido mi profesor y guía a lo largo de casi un año, y que muy amablemente me obsequió el libro del que aquí he hablado.

El otro autor, es el Dr. Andoni Garritz†. Fue un hombre asombroso y aunque no tuve la oportunidad de compartir experiencias con él, su historia de vida es muy peculiar. Él era un hombre brillante en todos los sentidos pero académicamente siempre destacó sin sacrificar su vida personal ni social.

Ambos dedicados a la química nuclear, a la historia de la química en México y a la educación química, nos dan la oportunidad de explorar un poco el campo de la llamada “cosmoquímica”, la que hay que recordar, que en 1991 apenas sonaba entre la comunidad científica; así como regresar a nuestros orígenes, al lugar que nosotros llamamos hogar: el planeta Tierra.

*Física

naomiherrera@ciencias.unam.mx

FC - UNAM ~2015